El PCC se preocupa por las chapucerías en Cuba, pero sus soluciones son meros brochazos.
El Partido Comunista de Cuba (PCC) lanzó una ofensiva frontal contra lo que ellos llaman «chapucerías», un término que, según ellos, representa el principal obstáculo para el desarrollo del país.
En un artículo del periódico Granma, se ha expresado una profunda preocupación por el creciente «chapucerismo» que afecta la eficiencia del sistema productivo… aunque no mencionaron que ellos mismos han sido maestros en el arte de la improvisación.
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Brochazos… en serio
El artículo, titulado Brochazos de chapucería, ha causado revuelo en redes sociales, donde miles de cubanos han señalado con ironía que, si de chapucerías se trata, el gobierno lleva décadas perfeccionando la técnica.
«Parece que ahora descubrieron la pólvora… pero sin mecha», comentó un usuario en Facebook.
Y es que, según el PCC, los responsables de las chapuzas van desde los obreros de la construcción hasta, bueno… ¡cualquiera que no pertenezca al PCC!
Claro, porque dentro del partido, todo es impecable, como los apagones programados y los panes del racionamiento.
Cuando el remedio es peor que la enfermedad
Lo que más llama la atención es que, en lugar de presentar soluciones concretas para combatir las chapuzas, el PCC ha propuesto… ¡más brochazos!
Según sus nuevas directrices, la primera acción será convocar a brigadas de pintores improvisados para «embellecer» las infraestructuras que han sido víctimas de la dejadez.
¿El problema? Pintar no repara los problemas estructurales, pero al menos dará la impresión de que «todo está mejorando».
En barrios como Centro Habana, los vecinos ya comentan entre risas que lo único que ha mejorado en sus calles es el color de las paredes, mientras los edificios siguen desmoronándose por dentro.
«¿Qué es lo próximo, brochazos en la economía?», bromeaba un residente mientras señalaba una pared recién pintada… con la pintura ya descascarada.
La chapucería está… en todas partes
A pesar de la noble misión de eliminar las chapucerías, muchos cubanos se preguntan si no sería más eficiente empezar con las «chapucerías» internas del PCC.
Porque, claro, es fácil señalar al albañil que hace una mezcla mal, pero ¿qué pasa con los responsables de las políticas económicas que llevan años causando estragos?
En la fábrica de almohadillas sanitarias Mathisa, en Sancti Spíritus, uno de los epicentros de la producción nacional, los trabajadores también comentaron con sarcasmo el tema.
«Aquí las chapuzas no son solo los defectos de producción, es el sistema en sí», afirmó uno de ellos mientras observaba cómo se organizaba un nuevo acto de «reconocimiento» con diplomas, aunque esta vez, sin la tradicional mano de plátanos como incentivo.
Un futuro pintado… literalmente
A pesar de las bromas y los comentarios sarcásticos, el PCC parece seguir adelante con su plan de brochazos.
Fuentes anónimas dentro del partido han asegurado que ya hay brigadas listas para pintar más de mil escuelas, fábricas y hasta delegaciones del partido.
«Vamos a pintarlo todo, desde el aeropuerto hasta los hoteles cerrados… ¡No habrá chapuza que no tapemos con un brochazo!», declaró uno de los responsables de la campaña.
Eso sí, que nadie espere soluciones reales o cambios profundos. Al parecer, en el PCC siguen creyendo que, con una capa de pintura, cualquier problema se puede disimular.
Y mientras tanto, los cubanos continúan aplicando la sabiduría popular: «Más vale chapuza conocida que promesa por cumplir».