Un grupo de artistas oficialistas cubanos decidió regalar la emblemática Casa de las Américas al presidente Miguel Díaz-Canel, con el objetivo de evitar que le llamen «singa’o».

La Casa de las Américas, una institución cultural icónica en La Habana que ha sido testigo de innumerables eventos literarios, artísticos y políticos a lo largo de los años, se convirtió en el foco de atención cuando un grupo de artistas cercanos al gobierno anunció su intención de hacer este regalo poco común al presidente.

Según los artistas involucrados, la idea surgió como una forma de mostrar su apoyo al liderazgo de Díaz-Canel y, al mismo tiempo, protegerlo de las críticas y los insultos.

«Ya es hora de que hagamos algo grande por nuestro presidente y evitemos que lo llamen ‘singa’o’ en la calle», declaró uno de los artistas, visiblemente emocionado por la iniciativa.

La noticia generó una gran controversia en la comunidad artística cubana, con algunos elogiando el gesto como un acto de lealtad y patriotismo, mientras que otros lo ven como una maniobra desesperada para proteger al presidente de la creciente insatisfacción pública.

Los críticos de la medida argumentan que regalar la Casa de las Américas al presidente es un abuso de poder y una violación flagrante de la autonomía de la institución.

«La Casa de las Américas es un símbolo de la cultura en Cuba, y regalarla al presidente es un insulto», comentó un escritor disidente.

Sin embargo, los artistas oficialistas insisten en que están haciendo lo correcto y que su intención es simplemente proteger al presidente de los ataques injustos.

«No queremos que le digan ‘singa’o’ mientras camina por las calles de La Habana. Se merece respeto y admiración por todo lo que ha hecho por nuestro país», afirmaron en un comunicado conjunto.

Mientras tanto, el presidente Díaz-Canel recibió el gesto con gratitud y humildad, describiéndolo como un «honor inesperado».

Se espera que Díaz-Canel se instale con su mujer Lis Cuesta en la Casa de las Américas en las próximas horas, así dejará de ser un “sin casa”.