La Isla de la Juventud recibió a toda una comitiva para presenciar la ardua labor de un hombre con una guataca en mano
El presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo, encabezó este sábado una visita «de campo» a la Isla de la Juventud, donde, según el testimonio de un campesino local, siete funcionarios de alto nivel se dedicaron a observar cómo sembraba boniatos.
Trabajo en equipo, pero sin tocar la tierra
Fermín Torres, agricultor pinero y protagonista involuntario de este evento, se mostró perplejo ante la presencia de la comitiva.
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“Yo estaba aquí, metido en el surco, con la guataca en la mano, y cuando me vengo a dar cuenta, tenía a siete personas alrededor mirando. Se ve que vinieron a trabajar duro… mirando como yo me partía la espalda”, comentó con una risa irónica mientras sacaba la tierra de sus uñas.
Esteban Lazo, junto a su séquito de funcionarios, recorrió la parcela de boniatos, una de las más importantes de la zona, sin hacer ningún esfuerzo físico.
“El presidente miraba con atención cómo clavaba la guataca, pero nunca vi que nadie tocara la tierra”, dijo Fermín, rascándose la cabeza. “Eso sí, me tiraron varias fotos como si fuera la exposición del año”.
Discursos y promesas… pero ni una mano levantada
La visita no estuvo exenta de los típicos discursos revolucionarios.
Esteban Lazo, sin perder la oportunidad, elogió el sacrificio del campesino cubano, pero en ningún momento tomó una pala para ayudar en la faena.
“Yo sé que es importante eso de los discursos y las palabras lindas, pero las malas hierbas no se arrancan con discursos, hay que meter las manos en el fango”, bromeó Fermín.
Lazo destacó que el esfuerzo del campesino reflejaba los valores de la Revolución, mientras los otros seis observadores asentían vigorosamente.
“Fue todo un espectáculo: me decían que era un ejemplo para la juventud, pero la verdad es que el único ejemplo que dieron ellos fue cómo no sudar la camiseta”, aseguró Fermín.
Una siembra simbólica… muy simbólica
Según los testimonios, después de una hora bajo el sol, los funcionarios se retiraron sin haber tocado un solo cuje de boniato.
“Hubo un momento que pensé que uno de ellos iba a agarrar la guataca, pero solo era para que le tomaran una foto junto a la herramienta”, relató el campesino entre risas. “Me dijeron que después de esto iban a almorzar en un lugar con aire acondicionado. Ahí entendí por qué no querían ensuciarse mucho”.
“Bonito el campo, pero de lejos”
Para cerrar la visita, Lazo prometió que la producción de boniatos sería una prioridad del gobierno, y que se tomarían medidas para mejorar las condiciones del campesinado.
Sin embargo, Fermín no pareció impresionado.
“Eso ya lo he escuchado muchas veces. Lo que me sorprende es que tanta gente venga solo a mirar cómo uno trabaja. Si me ayudaran un poquito, otro gallo cantaría, pero bueno, así es la vida”, destacó.
De regreso a su vida diaria, Fermín no puede evitar reírse cada vez que recuerda la escena: “Siete personas, una detrás de otra, viendo cómo yo movía la tierra. Si eso no es trabajar en equipo, no sé qué es”.