Gerardo Hernández, el coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y conocido como uno de los “Cinco Héroes”, fue sorprendido realizando una actividad completamente ajena a sus funciones oficiales: vender chatarra.
Según testigos, Hernández estuvo varias horas negociando piezas de metal, asegurando que su objetivo era reunir suficiente dinero para comprarse un Rolex, el cual describió como “la herramienta ideal para medir la hora revolucionaria”.
MÁS NOTICIAS
La escena se dio en un barrio de La Habana donde Hernández llegó con una carreta cargada de piezas de hierro oxidado, tubos viejos y hasta un ventilador soviético en desuso.
Vestido con su característica guayabera, Hernández negociaba con pasión a pie de acera.
“El sacrificio es la base del éxito, compañeros. Cada tornillo cuenta para alcanzar mi objetivo”, habría dicho mientras pesaba una pieza de metal en una balanza improvisada.
Vecinos del lugar no tardaron en comentar el incidente.
“Yo pensaba que era una recogida para el Día de la Defensa, pero cuando vi que solo estaba cargando cosas de metal y las llevaba directo al reciclaje, me di cuenta de que algo raro pasaba”, comentó uno de los testigos.
Otro vecino aseguró haberlo escuchado decir que el Rolex sería una “herramienta estratégica” para “controlar mejor las horas de guardia cederista”.
La noticia ha generado gran revuelo, ya que contrasta con el discurso oficialista de austeridad que Hernández siempre ha promovido desde los CDR.
Mientras tanto, en redes sociales ya circulan memes y bromas que hacen alusión al episodio. Algunos usuarios bromean diciendo que “el reloj de Gerardo no marcará las horas, sino los años de sacrificio del pueblo”.
Hasta el momento, Hernández no ha emitido declaraciones oficiales al respecto, pero fuentes cercanas aseguran que su Rolex podría ser un homenaje personal a “la precisión del sistema socialista”, aunque otros opinan que simplemente busca mantenerse a la moda dentro del círculo exclusivo de dirigentes cubanos.
En cualquier caso, lo que queda claro es que, en Cuba, hasta los héroes nacionales deben ingeniárselas para alcanzar sus metas, incluso si eso significa hacer fila en el reciclaje.