MADRID– Carteros cubanos de Manzanillo, Granma, dejaron sus uniformes y bicicletas de reparto para abrazar una nueva carrera: la agricultura.

«Parece que prefieren sembrar calabazas que entregar cartas», dijo Emeregilda Carrascosa, directora de la empresa estatal en Manzanillo, a Cuba Ridícula. «Esto seguramente será utilizado por los enemigos de la revolución para desprestigiar algo tan hermoso como Correos, una empresa qu fue soñda por el Comandante y que siempre piensa en sus clientes».

Uno de ellos expresó, mientras arrojaba su bolsa de correo al aire, que la decisión les permitirá dejar a un lado los sellos y sobres para entregarse de completamente a las guatacas y rastrillos.

«¿Quién necesita entregas de correo cuando puedes tener calabazas frescas directamente del campo a la cocina?», celebró Eutanasio Alonso, quien dio pedales por todo Manzanillo y pueblos aledaños durante más de 30 años, cobrando el mismo salario y aspirando a una pensión que no le alcanzaría ni para pagar la cuota de la bodega.

En las oficinas de Correos de Cuba, reina el caos y los carteros cubanos que quedan luchan por mantenerse al día con las entregas, mientras los buzones se llenan de cartas y paquetes sin entregar.

«Esto es un desastre», lamentó Asunción Cossí, una empleada de Correos, mientras intentaba cargar un paquete en una carretilla repleta de zanahorias, que le regló un excompañero, quien ahora trabaja en la agricultura.

Las autoridades reconocieron que esta situación les supera y propusieron ofrecer incentivos salariales para que los carteros cubanos regresen a sus puestos; sin embargo, no hay aún un acuerdo oficial para solucionar la crisis.