MADRID– Muchos fumadores tienen una sensación amarga amarga en sus bocas y hueco en los bolsillos desde que el gobierno cubano anunció un aumento en el precio del tabaco y el cigarro en todo el país.

Esta decisión generó una nube densa de controversia entre los aficionados al tabaco, quienes están buscando desesperadamente una salida a esta situación que podría ahogar sus pasiones más profundas.

El anuncio fue recibido con indignación por parte de los amantes del tabaco, quienes ahora ven sus puros y cigarros favoritos como artículos de lujo inalcanzables.

«¡Es un golpe bajo!», exclamó Juan Pérez, un residente de La Habana, mientras se aferraba a su último cigarro Criollo como si fuera un tesoro preciado. «¿Cómo esperan que podamos disfrutar de la vida sin nuestros queridos cigarros? ¡Es como si nos estuvieran quitando el aire mismo que respiramos!»

El aumento repentino en los precios dejó a muchos fumadores aturdidos y buscando formas creativas de mantener encendida su pasión por el cigarro.

Algunos recurrieron a hacer sus propios cigarros caseros con yerbas y hojas de cualquier planta, similares a los Tupac Amaru de los años 90 del pasado siglo, mientras que otros están considerando emprender viajes clandestinos a países vecinos en busca de tabaco más asequible.

«Esto es una locura», murmuró María Gómez, una entusiasta del café y el tabaco de Santiago de Cuba, mientras inspeccionaba con preocupación los pocos cigarros que le quedaban en su cajetilla. «¿Qué sigue, ¿nos quitarán el café también? Primero aumentan el precio del cigarro, ¿y luego qué? ¿Un impuesto al aire que respiramos?»

Mientras los fumadores luchan por adaptarse a los nuevos precios, los comerciantes de cigarro del mercdo negro ven una oportunidad de oro.

«¡Es hora de invertir!», declaró entusiasmado Carlos Hernández, traficante de cigarros desde hace al menos cinco años en Varadero, mientras contemplaba el potencial de su negocio en medio de la tormenta económica. «Los verdaderos fumadores siempre encontrarán una manera de disfrutar de sus cigarros, ¡aunque les cueste un poco más!»

Con el humo aún en el aire, solo el tiempo dirá si esta medida resultará ser una bocanada de aire fresco para la salud pública o una nube de tormenta para los aficionados al tabaco de la isla.