LA HABANA– Cubanas de todo el país decidieron esperar sentadas los logros prometidos por la Revolución.

Esta peculiar escena, que comenzó de manera espontánea en el municipio La Lisa, captó la atención de medios nacionales e internacionales.

Las mujeres cubanas, armadas con sillas plegables, taburetes y mecedoras, se congregaron en parques, plazas y calles principales de diversas ciudades.

“Nosotras hemos trabajado duro, ahora toca sentarnos y esperar que los logros lleguen a nosotras”, declaró María del Carmen, una anciana, mientras se acomodaba en su silla de jardín.

La iniciativa se convirtió en un movimiento masivo, con mujeres de todas las edades participando.

Entre las presentes se encontraba Teresa Amarelle, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

“Estamos aquí para mostrar nuestra paciencia y nuestro compromiso con los ideales de la Revolución”, afirmó Amarelle, sentada junto a otras líderes del movimiento. “Las mujeres cubanas somos fuertes y sabemos esperar”.

Entre las esperanzas de las participantes se encuentran mejoras en el suministro de alimentos, acceso a productos básicos, y una mejor calidad de vida.

“Estamos aquí para ver si el pan llega a su hora y con calidad”, dijo una señora de Santiago de Cuba, sentada con su termo de café y un libro para pasar el tiempo.

A pesar de la determinación mostrada, muchas de las participantes admitieron haber sentido deseos de abandonar sus puestos para unirse a una cola cercana donde vendían pollo y picadillo de pavo, productos escasos y muy buscados.

“Claro que nos tienta irnos a la cola del pollo, pero estamos comprometidas con la Revolución comunista y con este acto de espera simbólica”, comentó Juana Pérez, una joven madre que se unió al grupo en La Habana.

Los organizadores del movimiento han habilitado áreas de espera con comodidades básicas.

“Trajimos sombrillas y abanicos para el calor, y unas cuantas botellas de agua. Estamos listas para la espera larga”, explicó Ana González, una de las líderes espontáneas del grupo.

Teresa Amarelle, en representación de la FMC, instó a las mujeres a mantener su compromiso y fe en el proceso revolucionario, asegurando que los frutos del esfuerzo colectivo llegarán.