En un insólito y sentimental episodio que dejó a miles de habaneros sin agua por varias horas, un cubano, de nombre Dagoberto Machín, movilizó a toda una brigada de trabajadores del acueducto para desenterrar kilómetros de tuberías en busca de su preciado anillo de compromiso.
La historia tomó un giro tragicómico cuando se descubrió que el anillo, de un valor inferior a los mil CUP, se le había escapado por el desagüe de su lavamanos durante una limpieza matutina.
MÁS NOTICIAS
Dagoberto, un viudo que lleva en su corazón un amor eterno por su fallecida esposa Deborah Dora, no pudo contener las lágrimas al explicar que aquel anillo no era solo una pieza de metal, sino un tesoro cargado de recuerdos.
«Nos casamos cuando el INIT todavía te daba diez cajas de cerveza y una reservación en un hotel… cuando la Patria realmente recompensaba a sus héroes», comentó entre sollozos.
Aquel enlace fue apadrinado por nadie menos que Raúl Castro y Vilma Espín, debido al incansable servicio de Deborah como combatiente internacionalista en Angola.
Una búsqueda con respaldo revolucionario
Según cuentan los vecinos, Dagoberto no perdió el tiempo cuando se dio cuenta de lo ocurrido. Corrió desesperado al acueducto local, exigiendo que se cortara el suministro de agua y que se desenterraran las tuberías. «¡Este anillo es todo lo que me queda de Deborah!», gritaba.
La conexión entre su amor y los servicios prestados a la Revolución pesó tanto que, de manera extraordinaria, los operarios decidieron ayudar.
La maquinaria pesada entró en acción, cerrando válvulas y abriendo zanjas en medio de una Habana ya acostumbrada a los cortes de agua. No obstante, esta vez no era culpa del sistema decadente o de una rotura cualquiera.
Era, como muchos habaneros dijeron en tono burlón, «por amor». Los ingenieros trabajaron horas bajo el inclemente sol, mientras Dagoberto rezaba por encontrar su anillo.
Un anillo de valor más allá del metal
A pesar de que el anillo en cuestión no tiene un gran valor económico, su significado es incalculable para Dagoberto.
«Con ese anillo le propuse matrimonio a Deborah después de que volviera de Angola. Me lo dio el Estado, y aunque no es de oro, vale más que todo el oro del mundo para mí», confesó.
La historia de amor entre Deborah, la combatiente, y Dagoberto se tejió en tiempos donde la Revolución celebraba a sus héroes con vítores y gestos generosos, como el de su boda con Raúl y Vilma como padrinos.
Al final del día, mientras La Habana volvía lentamente a tener agua, Dagoberto encontró su anillo, en perfecto estado, atrapado en una vieja válvula oxidada.
«Lo que no logró el imperialismo lo logró el amor», declaró entre risas, mientras los trabajadores cerraban las zanjas y se reía con la resignación del cubano que ya ha visto de todo.
Ahora, el anillo vuelve a ocupar su lugar en el dedo de Dagoberto, que ha jurado no volver a perderlo. Aunque, claro, con La Habana acostumbrada a los apagones y los cortes de agua, la gente se pregunta: ¿qué será lo próximo que sacrifique el viejo por amor?