Un cubano recién llegado a Hialeah, durante el proceso de elecciones presidenciales, experimentó un momento de asombro que rápidamente se convirtió en decepción.
Acostumbrado al sistema cubano, se presentó en el centro de votación buscando detalles que en la isla no faltan, y al ver el proceso despojado de himnos, retratos de héroes y pioneritos al frente, su confusión se hizo evidente.
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“¿Aquí no hay pioneritos?”
Al entrar al centro de votación y notar que no había niños con pañoletas rojas y azul cantando “Cuba, que linda es Cuba”, el recién llegado no pudo evitar la pregunta: “¿Y los pioneritos dónde están?”.
La mirada de sorpresa de quienes lo rodeaban le hizo entender que este ritual, tan habitual en su país, no existía en Hialeah.
De inmediato comenzó a buscar con la vista si, al menos, habría alguien verificando sus intenciones de voto para incluirlas en algún acta.
Al no encontrar “nada de lo usual”, se sintió desubicado y comentó en voz alta: “¿Y la persona que toma nota de a quién votas?”.
“¿Y los cuadros de los héroes?”
Mientras se acercaba a la cabina de votación, buscó alrededor los retratos de José Martí, Camilo Cienfuegos y el Che Guevara que en Cuba adornan cada institución.
Al ver las paredes despojadas de símbolos patrios, no pudo evitar otra pregunta: “¿Cómo que no tienen a Martí aquí? ¿Es que aquí no hay identidad? ¿Qué clase de lugar es este?”.
Un voluntario le explicó, entre risas, que allí las elecciones eran un trámite sencillo y rápido.
“¿Sencillo? Aquí ni siquiera ponen una canción de Silvio”, murmuró.
La desilusión de una merienda esperada
Pero el golpe final llegó cuando, después de ejercer su voto, buscó algún rastro de la merienda que tanto acostumbraba en jornadas cívicas en Cuba.
Al darse cuenta de que no recibiría ni un vaso de refresco, y mucho menos un sándwich de jamonada, exclamó resignado: “Esto no es una elección completa; en mi CDR, al menos, me daban merienda”.
Reacciones de la comunidad cubana en redes
La historia del recién llegado rápidamente se hizo viral en redes sociales, generando una oleada de comentarios de compatriotas que reconocieron en él una nostalgia familiar.
Un usuario comentó: “Yo también me sentí raro la primera vez que vi que nadie me chequeaba ni me hacía preguntas sobre mi lealtad a la Revolución”.
Otro recordó entre risas: “Y yo que me quejaba de los pioneros, al menos allá uno tenía entretenimiento mientras hacía la cola”.
Otros, sin embargo, vieron en su experiencia una lección inesperada.
“Bienvenido a la democracia, donde puedes votar y salir en paz”, comentó un veterano de Hialeah.
Y aunque el recién llegado se sintió algo decepcionado al principio, parece que está dispuesto a adaptarse… aunque todavía lamenta que el proceso electoral en Estados Unidos no incluya el toque familiar de los pioneritos, el himno y una merienda especial.