Delegados al X Congreso de la UNEAC durante la merienda: “En nuestras provincias hay déficit de este tipo de manjar revolucionario”

Díaz-Canel enfatizó que esta merienda es “una muestra del esfuerzo de la Revolución en tiempos de adversidad”.

Los delegados del X Congreso de la UNEAC protagonizaron un “momento de comunión” cuando llegó la merienda, compuesta por bocaditos de jamón, jugos de dudosa procedencia y unas galletas “con mucho valor simbólico”.

La imagen de los delegados disfrutando de estos “manjares” circuló rápidamente en redes, donde algunos cuestionaron si tal abundancia alcanzará a la provincia.

Meriendas “con sabor a victoria”

Al tomar su bocadito, uno de los delegados exclamó con satisfacción: “Esto es lo que no tenemos en nuestras provincias, un verdadero manjar revolucionario.”

Para muchos, esta merienda marca un cambio en el protocolo del Congreso, en el que los delegados “por fin reciben algo tangible por sus años de labor patriótica”.

El menú fue motivo de halagos, y no faltaron las palabras inspiradoras.

“Una merienda así nos motiva a seguir trabajando con más ahínco”, comentó uno de los asistentes, mirando con nostalgia su bocadito. “Es un lujo que solo el Congreso nos brinda, y por eso vale la pena estar aquí, para ver y degustar los frutos del trabajo revolucionario”.

La presencia de Díaz-Canel y otros altos cargos

Figuras del gobierno, incluidos Miguel Díaz-Canel, Roberto Morales Ojeda, Inés María Chapman y Luis Morlote, , se unieron a los delegados, destacando el compromiso del Partido con la cultura y la alimentación del sector artístico.

Díaz-Canel enfatizó que esta merienda es “una muestra del esfuerzo de la Revolución en tiempos de adversidad” y agradeció a los delegados por su resistencia y capacidad de “disfrutar lo poco, pero seguro”.

Reacciones de los delegados y comparaciones provinciales

Los delegados, muchos de los cuales provienen de provincias con ofertas limitadas, comentaron con ironía y sarcasmo que “esto no se ve en las cafeterías de allá”.

Algunos incluso pidieron llevarse bocaditos para sus familiares, como un “recuerdo revolucionario” del evento.

Uno de los presentes comentó: “Un viaje hasta La Habana siempre vale la pena, aunque sea para comer como uno merece por un rato.”

Otro agregó: “Es la pequeña recompensa de trabajar por la cultura, que solo se recibe en la capital.”

Esta “merienda histórica” quedará registrada como uno de los momentos más “fructíferos” del Congreso de la UNEAC, resaltando el ingenio y humor con el que los delegados enfrentan las limitaciones en su vida cotidiana.

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