En un encuentro con el presidente de Seychelles, el mandatario cubano se volvió inesperadamente sincero
Durante la visita a Cuba del Presidente de Seychelles, Wavel Ramkalawan, un casual y aparentemente inocente intercambio de palabras entre los dos mandatarios terminó revelando una verdad que dejó perplejos a todos los presentes.
En medio de los tradicionales saludos y ceremonias protocolares, Ramkalawan, conocido por su carácter relajado y afable, quiso romper la monotonía del encuentro con una pregunta que no estaba en el guion: “¿No te duele el brazo, Miguel?”
MÁS NOTICIAS
Una respuesta que nadie vio venir
Sin perder un segundo, Díaz-Canel respondió con una sinceridad que rara vez se ve en la política cubana: “Compañero, lo que me duele no es el brazo… ¡es la lengua de tanto hablar boberías todo el día!”.
Los asistentes, tanto de la delegación cubana como de la seychellense, quedaron atónitos.
La formalidad que normalmente domina estos encuentros diplomáticos se rompió de golpe, generando un silencio incómodo que solo fue roto por las risas nerviosas de algunos funcionarios.
Un reflejo de la rutina diaria
Fuentes cercanas aseguran que Díaz-Canel, acostumbrado a discursos maratónicos y reuniones interminables, se mostró exhausto por la repetición constante de lo que él mismo calificó como “boberías”.
“Hay días en que repito tanto lo mismo que ya ni sé si estoy hablando con un ministro o con el refrigerador de mi casa”, comentó después, en privado, según reveló un alto funcionario cubano que prefirió mantenerse en el anonimato.
La visita de Ramkalawan, aunque protocolar, pareció haber despertado una chispa de honestidad en el mandatario cubano, quien aprovechó la familiaridad del presidente de Seychelles para liberarse de la carga de su retórica habitual.
“Al final, todo el mundo sabe que estamos hablando por hablar, sin que nada cambie”, habría dicho Díaz-Canel entre sonrisas.
Ramkalawan: “¿Y la lengua no se te alivia con un poco de ron?”
Por su parte, el presidente de Seychelles, lejos de sentirse incómodo por la inesperada respuesta, se mostró comprensivo y lanzó otra pregunta que generó carcajadas: “¿Y la lengua no se te alivia con un poco de ron, Miguel?”.
A lo que Díaz-Canel, con picardía, respondió: “Hermano, con tanto ron ni me acuerdo de las boberías que he dicho”.
La política cubana, cada vez más surrealista
Este intercambio inesperado no hizo más que subrayar lo surrealista que puede llegar a ser la política en Cuba, donde, entre protocolos vacíos y reuniones interminables, incluso los altos dirigentes parecen cansados de las mismas rutinas.
Sin embargo, los cubanos, acostumbrados a interpretar entre líneas, ya han tomado la frase de Díaz-Canel como un símbolo de la realidad actual.
¿Será esta la señal de que las cosas están cambiando? O tal vez, simplemente, “más vale reír que llorar”.