Díaz-Canel se pone una faja para recibir a viceprimer ministro ruso: “Necesitaba ocultar la barriga”

La diplomacia cubana ha sumado una nueva estrategia para recibir delegaciones extranjeras: la faja de contención.

El presidente Miguel Díaz-Canel sorprendió a todos esta semana al aparecer notablemente “más esbelto” durante el recibimiento del viceprimer ministro ruso, Dmitri Chernishenko.

Fuentes cercanas al evento confirmaron que Díaz-Canel decidió probar este método tras notar que sus tradicionales guayaberas y ropa verde olivo ya no lograban disimular la panza de dirigente que ha ido adquiriendo con los años.

Al parecer, la decisión fue sugerida por un asesor de protocolo, quien le recordó que los rusos suelen apreciar la fortaleza física como símbolo de respeto y disciplina.

“No podíamos permitir que una barriga prominente distrajera al viceprimer ministro de los importantes temas a discutir”, comentó el asesor en tono confidencial.

Así, con la ayuda de un equipo “experto” en cuestiones estéticas, Díaz-Canel se ajustó una faja de última generación que prometía reducir dos tallas en cuestión de segundos.

Una transformación “a la altura” de la visita

La llegada de Chernishenko no era cualquier evento. En medio de los continuos problemas económicos de Cuba y las sanciones internacionales, los ojos de la administración estaban puestos en la relación con Rusia como un salvavidas potencial.

Por lo tanto, cada detalle fue cuidadosamente planeado: desde la elección del lugar hasta el menú (del que por supuesto, no faltaron las croquetas y el ron), pasando por el look presidencial.

“Díaz-Canel sabe que la apariencia es importante, especialmente ante delegaciones extranjeras”, declaró un funcionario. “Quería verse más firme, más confiable. En su mente, una faja es solo una extensión de la voluntad revolucionaria de Cuba de mantenerse fuerte, incluso en tiempos difíciles”.

El impacto en la reunión

Testigos de la reunión afirmaron que la faja cumplió con su objetivo, aunque no sin algunos inconvenientes.

Durante los discursos, Díaz-Canel se mostró un tanto rígido y alzó la voz en momentos inesperados, aparentemente luchando por respirar con normalidad.

“Por momentos, parecía como si se hubiera olvidado de respirar, pero no era eso. Estaba apretado”, explicó una persona presente en la sala.

A pesar de estos detalles, el presidente cubano logró transmitir confianza, y el viceprimer ministro ruso, según reportes, no pareció notar la maniobra.

“Cuba siempre ha sido innovadora en sus formas de resistencia”, comentó un observador, “y si la faja funciona para fortalecer la imagen del país, ¡pues bienvenido sea!”.

El precio de la vanidad revolucionaria

La estrategia, sin embargo, no estuvo exenta de críticas.

Algunos sectores comentaron en redes sociales que la faja es un símbolo del enfoque superficial con el que se enfrentan los problemas en Cuba.

“Si se dedicaran a poner tanta atención en resolver los problemas reales del país como la pusieron en esconder la barriga de Díaz-Canel, otra historia sería”, dijo un cubano en redes sociales.

Otros, en tono irónico, sugirieron que el gobierno debería considerar invertir en “fajas para todos” para que el país entero luzca “en forma” ante el mundo.

Por supuesto, los funcionarios de protocolo ya están considerando otros métodos “revolucionarios” para mejorar la imagen presidencial en futuras visitas.

Se rumora que están evaluando una variedad de opciones, desde el uso de tacones internos para alargar la estatura hasta un curso intensivo de respiración para soportar la presión de las fajas en eventos de larga duración.

Una moda que podría extenderse

Según las fuentes, la faja utilizada por Díaz-Canel no es cualquier modelo ordinario.

Proviene de una marca exclusiva y fue diseñada especialmente para ocasiones diplomáticas de alto nivel.

Ante el éxito de esta primera prueba, no se descarta que otros miembros del gobierno, incluidos aquellos de mayor rango, opten por seguir su ejemplo.

“Si podemos vernos mejor con un poco de ayuda externa, ¿por qué no?”, dijo un miembro del gabinete.

Así, la faja de Díaz-Canel podría marcar el inicio de una “nueva moda revolucionaria”, donde la imagen personal sea vista como otra herramienta para enfrentar las adversidades.

Mientras tanto, el pueblo cubano sigue esperando que, además de mejorar su apariencia, el gobierno encuentre soluciones reales para los problemas del día a día, aunque por el momento solo hayan logrado ocultar… una barriga.

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