«El futuro del comunismo está en las manos de las mujeres», afirmó la dirigente en un acto público, pero el público no pareció muy convencido.
Una alta dirigente de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) se plantó frente a un grupo de mujeres para explicar las razones por las cuales, según ella, deben seguir defendiendo el comunismo con uñas y dientes.
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Sin embargo, lo que comenzó como un discurso entusiasta rápidamente se convirtió en un espectáculo de incredulidad colectiva.
«El comunismo nos empodera», dijo… y la incredulidad reinó
La dirigente Clotilde Cuza, conocida por su fervor revolucionario, comenzó su discurso asegurando que «el comunismo es la única vía para alcanzar la verdadera igualdad de género».
Pero mientras ella se adentraba en las maravillas teóricas de un sistema que, según sus palabras, «ha elevado a las mujeres cubanas a su máxima dignidad», las asistentes al evento comenzaron a intercambiar miradas de escepticismo.
«¿Será que ella no hace la cola de la bodega?», murmuró una de las asistentes mientras la dirigente hablaba sobre «la abundancia de recursos» que el comunismo ha traído a las mujeres.
Otra mujer, conocida por su lengua afilada, comentó en voz baja: «Debería venir un día a ver cómo nos empodera el comunismo cuando no hay ni papel higiénico».
«El comunismo nos protege», aseguró… y las carcajadas no se hicieron esperar
Tratando de infundir ánimo en la multitud, la dirigente subió la apuesta: «¡El comunismo nos protege de las influencias nocivas del capitalismo, como el consumismo desenfrenado y la explotación laboral!».
La respuesta fue casi inmediata: una risa contenida se extendió como un fuego incontrolable entre las asistentes.
«¿Protegernos de qué, si no hay ni qué comprar?», se escuchó decir a una joven que, acto seguido, sacó un teléfono móvil más viejo que el bloque del socialismo para tomar fotos del momento.
Una abuela en la última fila, cansada ya de los cuentos de camino, se levantó y con su característico tono de sabiduría popular, exclamó: «¡Nosotras lo que necesitamos es protección del comunismo, no al revés!».
La frase, como era de esperar, arrancó una ovación espontánea que dejó a la dirigente sin saber si reír o llorar.
«El comunismo garantiza el bienestar», proclamó… pero ni ella se lo creyó
Sin rendirse, la dirigente continuó con su discurso, afirmando que «el comunismo garantiza el bienestar de todas las mujeres cubanas».
Al parecer, la dirigente olvidó que muchas de las mujeres presentes habían pasado horas bajo el sol, con niños en brazos, esperando para comprar el pan del día.
Las miradas cansadas y las expresiones de incredulidad dejaron en claro que ese bienestar estaba todavía en la lista de espera, junto con los otros productos que nunca llegan.
«Bueno, al menos ella tiene bienestar, miren cómo brilla», dijo una mujer sarcásticamente, señalando los impecables zapatos de la dirigente. «Debe ser que a ella le llega un paquete del exterior», comentó otra, mientras ajustaba su pañuelo para protegerse del sol.
El comunismo sigue siendo una promesa… pero las mujeres quieren resultados
El evento terminó en una especie de caos organizado.
Mientras la dirigente intentaba culminar su discurso con un llamado a «seguir adelante en la lucha por el comunismo», las mujeres comenzaron a abandonar el lugar, muchas de ellas riéndose entre dientes y murmurando que preferirían luchar por un mejor acceso a los bienes básicos que por cualquier ideología.
Al final del día, lo único que quedó claro fue que, por mucho que la FMC intente explicar las virtudes del comunismo, la realidad de las mujeres cubanas sigue siendo otra.