Dos cubanos compran bandera de Palestina pensando que era un mantel para el comedor

“¡Mira qué barato el diseño!”, expresó uno de ellos al momento de pagar.

Dos cubanos terminaron comprando una bandera de Palestina en un mercado de divisas, convencidos de que se trataba de un mantel de comedor “de esos finos que te duran una vida”.

Según cuenta Ernesto Cundejo, uno de los compradores, lo primero que pensaron al ver el artículo fue: “¡Qué diseño más original y barato! Esto le va a dar un toque internacional a la mesa de la sala”.

El otro comprador, su esposa Mirta Sarrá, comentó que pensaban usar la “mantelita” para la próxima cena familiar, aprovechando que la decoración de la casa, basada en muebles de mimbre y “cosas que fuimos heredando”, ya necesitaba un toque “exótico”.

Nunca imaginaron que lo que habían adquirido era nada más y nada menos que la bandera de Palestina.

La confusión en el mercado

El incidente ocurrió en un mercado estatal de Santiago de Cuba, donde la variedad de productos suele incluir desde detergente de dudosa calidad hasta licuadoras que fallan al primer uso.

“Lo vimos doblado, en una esquina, al lado de unas cortinas horribles,” explicó Ernesto, quien se describió a sí mismo como un hombre con “buen ojo” para las gangas. “Me encantó el colorido, y como no hay nada en las tiendas, lo cogimos de una.”

Aparentemente, ni Ernesto ni Mirta tuvieron tiempo de pensar mucho en el peculiar estampado que adornaba la tela.

Según ellos, lo importante era “resolver” el mantel de una vez para evitar que los vecinos se los quitaran de las manos.

“Tú sabes cómo son las cosas en Cuba, uno tiene que actuar rápido. ¡No hay tiempo para estar preguntando si es mantel o bandera!”, dijo Mirta con resignación.

El descubrimiento y las risas

La sorpresa vino cuando al poner la televisión y ver la bandera en una marcha del gobierno comunista cubano en solidaridad con Palestina-

Un vecino, al ser invitado a cenar esa misma noche, reconoció inmediatamente la “mantelita” y les dijo: “Caballero, eso no es un mantel, eso es la bandera de un país!”.

El desconcierto en la cara de los anfitriones fue evidente. “¿Pero qué país, chico? Si yo pensaba que esto era un diseño moderno, de esos abstractos,” exclamó Ernesto, incrédulo. “Mira, no importa, lo importante es que cubre bien la mesa. Además, ¿quién se va a fijar en eso si casi no hay luz pa’ verlo con tantos apagones?”

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