Las Tunas vive una «dulce» polémica.
Los vecinos de Las Tunas han recibido la noticia de que se distribuirán dos libras de azúcar per cápita, pero con una condición: solo beneficiará a los municipios de Las Tunas, Colombia, Jobabo y Puerto Padre.
Esta medida ha dejado a gran parte de la provincia en un limbo amargo.
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¿Qué hace el resto?
Los habitantes de los municipios restantes, como Amancio, Manatí y Majibacoa, han quedado excluidos del reparto.
Mientras los afortunados de los cuatro municipios disfrutan de sus escasas dos libras de azúcar, los desafortunados se preguntan qué hacer.
“¿Acaso tenemos que mudarnos para tener derecho al azúcar?”, ironizó un vecino de Amancio.
En respuesta, las autoridades locales han sugerido que los municipios que no recibirán azúcar deben “buscar alternativas creativas”.
Entre las recomendaciones: utilizar azúcar prieta imaginaria o recurrir a la miel de abeja… en caso de encontrarla.
“La imaginación es clave en tiempos de revolución”, afirmó un funcionario que pidió no ser identificado.
Explicaciones oficiales
El gobierno provincial justificó la medida alegando que la producción de azúcar ha caído a niveles que ni el propio Carlos Manuel de Céspedes hubiera podido imaginar.
“No es que no queramos dar azúcar a todos, es que no hay suficiente para repartir equitativamente. Por eso lo hacemos de forma selectiva”, explicó la directora de distribución, quien aclaró que esto es solo una medida “temporal” hasta que la producción de azúcar se normalice… algún día.
Reacciones del pueblo
Los habitantes de los municipios excluidos no han tardado en manifestar su descontento.
“Si no hay azúcar, no hay postre”, comentó una vecina de Majibacoa con un tono sarcástico. “Pero bueno, al menos tengo agua para tomarme el café amargo”, añadió resignada.
Por otro lado, algunos han intentado organizar viajes exprés hacia los municipios con azúcar, pero las guaguas llevan días sin aparecer.
Un vecino de Manatí, desesperado, sugirió crear un mercado de trueque donde los tuneros del centro puedan intercambiar su azúcar por otros bienes.
“Yo ofrezco un paquete de galletas de sal a quien me dé un poco de azúcar”, bromeó mientras intentaba endulzar su café sin éxito.
Una provincia dividida por el azúcar
La distribución selectiva ha generado una división palpable en Las Tunas.
Mientras unos pocos disfrutan de sus dos libras de azúcar, el resto debe seguir esperando o ingeniárselas para endulzar su vida de otra manera.
Como siempre, en Cuba, la “solución” queda en manos del pueblo, que no se cansa de imaginar… y de esperar.