MADRID- El exespía Gerardo Hernández, conocido por su participación en el infame caso de los Cinco, ha sido protagonista de un curioso episodio en la pintoresca localidad de Guabanacoa, en las afueras de La Habana.
Hernández, coordinador de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), visitó recientemente una heladería local, y su reacción dejó perplejos a los presentes.
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El suceso ocurrió en la popular heladería «Flopi Crema», un lugar conocido por sus exquisitos helados, pero también por vender cajas de pollo y embutidos a precios elevados, generando controversia entre los vecinos.
Testigos presenciales aseguran que Hernández, al entrar en el establecimiento, parecía estar de buen humor y disfrutando de un recorrido programado por los CDR.
Sin embargo, su ánimo cambió drásticamente cuando echó un vistazo al menú y descubrió los precios de los helados.
Según relatos de los presentes, Hernández frunció el ceño y su expresión se tornó de incredulidad al ver los precios marcados en el cartel.
Al parecer, el exespía, acostumbrado a moverse en las sombras y a sortear obstáculos en su labor de inteligencia, no esperaba encontrarse con un desafío tan grande en una heladería.
«Vi cómo su ceño se fruncía cada vez más», relata María Abad, una cliente habitual del establecimiento. «Parecía que estaba a punto de estallar».
Algunos presentes incluso aseguran haber escuchado murmullos de desaprobación por parte de Hernández, quien, según fuentes cercanas, no dudó en expresar su indignación en voz alta.
«¡Esto con Fidel no pasaba, es un robo a mano armada!», se le escuchó decir, mientras miraba con desdén los precios de los helados.
La reacción del exespía no pasó desapercibida para los presentes, quienes no podían creer lo que estaban presenciando.
Algunos se preguntaban si se trataba de una estrategia de distracción o si Hernández simplemente se había «erizado» ante la idea de desembolsar una suma considerable por un helado.
«No podía creer lo que veían mis ojos», comenta Carlos Machado, otro cliente que presenció el episodio. «¿Un dirigente que se espanta por los precios de un helado? ¡Es surrealista!».
La situación tomó un giro aún más inesperado cuando Hernández, aparentemente incapaz de contener su indignación, se dirigió al mostrador y comenzó a cuestionar a los empleados sobre la política de precios del establecimiento.
Según testigos, sus preguntas eran directas y sin rodeos, reflejando su frustración ante lo que él consideraba un abuso por parte de la heladería.
«¿Cómo es posible que un helado cueste más que una comida completa en algunos lugares?», se le escuchó decir, mientras señalaba el menú con gestos exasperados.
La escena no tardó en llamar la atención de los presentes, quienes observaban con asombro cómo el exespía, conocido por su habilidad para el sigilo, la discreción y los embarazos a distancia, se convertía en el centro de atención en medio de la heladería.
«Jamás habría imaginado que Gerardo Hernández protagonizaría algo así», comenta Elena Mengana, una vecina del lugar. «Siempre lo vi como alguien serio y reservado, pero supongo que todos tenemos nuestro punto débil».
A medida que el incidente se prolongaba, algunos clientes comenzaron a preguntarse si se trataba de una estrategia de Hernández para llamar la atención sobre lo que él consideraba una injusticia.
Sin embargo, la mayoría coincidía en que su reacción parecía genuina y que el exespía estaba realmente consternado por los precios de los helados.
«Es difícil imaginar que alguien como él se preocupe por algo así», comenta Juan, otro cliente que presenció el episodio. «Pero supongo que todos tenemos nuestras debilidades».
Finalmente, tras unos minutos de intensa discusión, Hernández abandonó la heladería visiblemente molesto, dejando atrás a un grupo de clientes aún desconcertados por lo que habían presenciado.
Algunos se preguntaban si el exespía regresaría algún día a la heladería, mientras que otros simplemente sacudían la cabeza ante lo absurdo de la situación.
Sea cual sea el motivo detrás de su reacción, el episodio ha dejado a muchos preguntándose si incluso un exespía experimentado puede sucumbir a los altos precios de los placeres helados.
Una cosa es segura: en Guabanacoa, el escándalo está servido, y esta vez, el protagonista es uno de los menos esperados.
Es gracioso que el espía enfrente a las víctimas y no a los verdaderos criminales .
Pero claro se me olvidaba el es uno de los criminales .
Nada resulta que ahora los malos son las víctimas del naufragio y los iceberg se molestan .
Posdata
Con esa perspectiva un dólar pronto costará 500