Con bombos, platillos y, por supuesto, muchos chivatos de diferentes sectores de la sociedad, se ha inaugurado en La Habana la primera Jornada Científica de Chivatería, inspirada nada menos que por un provocador artículo publicado en El Estornudo que ha generado debate en las redes. El evento ha congregado a un nutrido grupo de «expertos» en la materia, quienes, con gran entusiasmo, comenzaron a señalarse entre sí, desvelando los más oscuros secretos de sus colegas y vecinos.
El ambiente en la sala de conferencias se tornó tenso apenas iniciada la jornada. Mientras uno de los ponentes defendía la teoría del «chivato pasivo-agresivo», otro, visiblemente molesto, lo interrumpió para acusarlo de haberse llevado el ventilador de la oficina sin permiso. «¡Yo te vi, cabrón, y te lo estoy diciendo aquí, delante de todos!», exclamó, mientras los demás asentían en silencio. Acto seguido, alguien del público se levantó y añadió: «¡Y no es todo! ¡Se llevó también el paquete de café de la bodega!».
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La ciencia detrás del chivateo
Este evento, calificado por sus organizadores como un hito en los estudios sobre la chivatería, pretende explorar los orígenes y la evolución de este comportamiento tan arraigado en la sociedad cubana. Se debatieron diversos temas, como el «chivato de barrio», el «chivato institucional» y, por supuesto, el chivato profesional, aquel que ya lleva años perfeccionando su técnica de delatar con maestría. Uno de los asistentes incluso propuso desarrollar una aplicación que permita señalar chivatos en tiempo real, inspirada en la famosa app Represor GO mencionada en el artículo de El Estornudo.
Trapitos sucios al aire
Lo que parecía ser una conferencia académica, se convirtió rápidamente en una especie de terapia colectiva de recriminaciones, donde todos empezaron a sacar a relucir los «trapitos sucios» de los demás. Entre acaloradas discusiones y acusaciones cruzadas, la Jornada de Chivatería terminó siendo un espectáculo digno de telenovela, donde no faltaron revelaciones sobre infidelidades, pequeños robos de oficina y hasta envidias por ascensos laborales.
Uno de los organizadores del evento comentó al cierre:
«Este es solo el comienzo. Ya estamos planeando una segunda jornada donde los participantes traerán sus listas de chivatos personales. Queremos llevar la ciencia de la chivatería al siguiente nivel».
La Jornada concluyó con una ronda de aplausos… y un sinfín de miradas sospechosas entre los asistentes.