La maldición sobre Díaz-Canel: “Bendecido” por una santera, cada día se le agrava el mal de ojo

Dicen que cuando Miguel Díaz-Canel acudió a una santera en La Güinera después de las protestas del 11 de julio de 2021, buscaba un “escudo espiritual” para protegerse de la creciente oposición y del malestar que sentía desde el pueblo cubano.

Pero, como reza el dicho popular, “el tiro le salió por la culata”. Según rumores que circulan en las calles de La Habana, esa “bendición” se convirtió en una especie de maldición que ha traído desgracia tras desgracia, afectando tanto a su vida personal como a todo el país.

Desde entonces, cada problema de Díaz-Canel parece multiplicarse. Los cubanos comentan, entre risas y resignación, que a la isla le hace falta un “despojo” mucho más poderoso, porque la cascarilla y el vencebatalla ya no son suficientes. A continuación, repasamos algunas de las calamidades que han azotado tanto a Díaz-Canel como al país desde aquel fatídico “ritual”.

1. El colapso energético: La isla en apagón constante

Desde la famosa visita a la santera, Cuba enfrenta uno de los períodos de apagones más críticos en décadas. Las fallas eléctricas se convirtieron en la norma, afectando desde los servicios básicos hasta la vida cotidiana de los cubanos. Irónicamente, mientras el mandatario intenta “iluminar” al país con sus discursos, los cubanos se ven obligados a alumbrarse con velas y fogatas. Algunos aseguran que, en realidad, fue la santera la que apagó la luz del país como una especie de venganza espiritual.

2. La inflación y la escasez de alimentos: La comida desaparece

Desde aquella visita, la crisis alimentaria en Cuba se ha vuelto cada vez más aguda. No solo han aumentado los precios de los productos básicos, sino que también desaparecieron los alimentos de las tiendas. Los cubanos dicen que el “mal de ojo” de Díaz-Canel ha transformado la mesa del cubano promedio en una réplica de los años más duros del Período Especial. “Ni un despojo con gallina negra arregla esto”, dicen los que se lamentan en las colas interminables para conseguir arroz o pollo.

3. Desastres naturales: Ciclones y sequías sin fin

A lo largo de estos años, Díaz-Canel también ha enfrentado varios eventos climáticos extremos. Parece que el clima mismo se ha puesto en su contra. Los ciclones se intensifican, las sequías azotan la agricultura y las inundaciones dejan desolación en todo el país. Dicen los supersticiosos que el espíritu de la santera enfurecida “invocó a Changó” para desatar tempestades. A este ritmo, el presidente necesitará un despojo con algo mucho más fuerte que hierbas y cascarilla.

4. El rechazo popular: Protestas y más protestas

Desde las históricas manifestaciones del 11J, el repudio hacia Díaz-Canel ha crecido exponencialmente. Se ha ganado el título no oficial de “presidente más odiado” de la era revolucionaria. Incluso en las redes sociales, donde el control estatal es fuerte, se escuchan burlas y memes sobre su figura. Cuentan que la santera, en un último gesto irónico, lo “bendijo” para que todo el pueblo lo repudiara, y parece que le funcionó.

5. Frustración diplomática: Aliados cada vez más lejanos

Desde aquella “bendición”, incluso las alianzas internacionales han flaqueado. Países tradicionalmente aliados, como Venezuela, enfrentan sus propios problemas y poco pueden hacer por él. Las visitas de altos funcionarios rusos y chinos no logran calmar el malestar interno, y las promesas de cooperación muchas veces quedan en palabras vacías. Parece que ni fuera de Cuba logra sacudirse la mala suerte.

6. Problemas de salud: Se rumorea que sufre de estrés y achaques

Finalmente, en lo personal, el propio Díaz-Canel ha mostrado signos de desgaste. Las malas lenguas dicen que el estrés lo tiene mal y que incluso ha tenido problemas para dormir. “Necesita un despojo, pero de los buenos”, murmuran algunos cubanos, mientras comentan que ni la santera más poderosa podría ya revertir la maldición que él mismo pidió.

¿Qué sigue para Díaz-Canel? ¿Un despojo total?

Mientras el país sigue sufriendo las consecuencias de esta “maldición”, los cubanos bromean con la posibilidad de organizar una colecta para un “despojo” colectivo, uno que no solo ayude a Díaz-Canel, sino que también traiga algo de paz a la isla. Los rumores dicen que la santera de La Güinera, al enterarse de los males que trajo a Cuba, ha pedido disculpas y está considerando un ritual de limpieza nacional… pero advierte que este podría necesitar más que cascarilla, porque cuando un mal es tan grande, ni todo el vencebatalla del mundo puede sanarlo.

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