MADRID – Manu Pineda, el polémico candidato de Sumar (Izquierda Unida) al Europarlamento y conocido por su fervorosa admiración por Fidel Castro, atribuyó su desastroso resultado en las elecciones de este domingo a la «alarmante falta de espíritu revolucionario» entre los votantes españoles.
Pineda, quien tiene la firma del difunto dictador cubano tatuada en su brazo derecho, expresó su decepción de que «la chispa revolucionaria» no haya prendido en las masas europeas.
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«Está claro que España necesitaba una dosis de la sabiduría y el carisma de Fidel, pero parece que la gente no está lista para esa verdad», lamentó el candidato, mientras señalaba su tatuaje como prueba de su compromiso con la causa.
Durante la campaña, Pineda implementó una serie de tácticas inspiradas en la revolución cubana, que incluían discursos interminables, promesas utópicas y la racionalización de comida a través de la Libreta de Abastecimiento Ibérica.
Sin embargo, sus esfuerzos no lograron conectar con el electorado. «Tal vez el problema fue que no regalamos suficientes boinas verde olivo», reflexionó.
En un intento por defender sus métodos, Pineda argumentó que sus pobres resultados eran una señal de que los votantes no están preparados para el «gran salto adelante».
«Castro no ganó en un día, y yo tampoco esperaba que la revolución europea ocurriera de la noche a la mañana», explicó, añadiendo que el verdadero cambio social requiere tiempo, paciencia y, aparentemente, un público menos aferrado a las comodidades del capitalismo.
No obstante, la explicación de Pineda no ha convencido a sus detractores, quienes lo acusan de vivir en un mundo de fantasía ideológica.
«Si quieres ganar elecciones en Europa, tal vez no sea la mejor estrategia basar tu campaña en un modelo que implica racionamiento de alimentos y censura de medios», comentó un analista político, claramente perplejo por las tácticas de Pineda.
Lejos de desanimarse, Pineda ha anunciado que continuará su lucha, prometiendo redoblar sus esfuerzos para «despertar el espíritu revolucionario» en futuros comicios.
«La firma de Fidel en mi brazo no es solo tinta, es un compromiso eterno», afirmó, asegurando que la revolución está solo en pausa, no en retirada.
Para cerrar la conferencia, Pineda hizo un llamamiento a sus seguidores a mantener la fe y a no abandonar la causa. «¡Venceremos! O al menos, seguiremos intentándolo hasta que nos echen de todos los parlamentos posibles», concluyó, levantando su brazo tatuado en un gesto de desafío.
La saga de Pineda continúa, y quién sabe si en un futuro intente meterse de nuevo en el Europarlamento, porque por el momento dejará de embolsillarse unos 12.800 euros al mes, más dietas, que es lo que cobra un representante.
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