Marrero Cruz visita comunidades de difícil acceso en Gibara: “Llegar aquí es imposible”

Los residentes no recibían una visita de ese nivel desde hace años.

Manuel Marrero Cruz, primer ministro cubano, realizó una visita sin precedentes a comunidades tan remotas en Gibara que ni los más antiguos vecinos recordaban la última vez que un funcionario llegó a esos parajes.

El recorrido incluyó localidades como Cayo Palma, Cayo Muñoz y Asiento de Calderón.

En X, Marrero expresó: «En franco intercambio con los vecinos, nos plantearon sus inquietudes», aunque al parecer, la mayor inquietud era si alguien más llegaría a escucharlas.

Un viaje digno de una expedición histórica

Con un despliegue que parecía más una expedición al Amazonas que una simple visita a comunidades cubanas, Marrero y su equipo recorrieron territorios donde el asfalto es un mito urbano.

“Llegar aquí es imposible”, declaró al llegar a Cayo Palma, mientras los lugareños lo observaban con la misma sorpresa que tendrían si hubiera llegado en helicóptero.

“Para nosotros, estas visitas son históricas. No hemos visto a alguien del gobierno desde que se prohibió el uso de mulos en los años 60”, bromeó un residente, a quien los helicópteros de la Revolución siempre le parecieron un rumor lejano.

Los medios locales describieron la travesía como un ejemplo de resistencia y dedicación, sin mencionar los detalles del desvío de 45 kilómetros que el GPS obligó a Marrero a hacer antes de volver a la ruta correcta.

«Lo más difícil fue conseguir señal para mandar los tuits», confesó el premier, que no logró subir su actualización en X hasta que encontró un punto elevado en la comunidad.

Al final, se vio obligado a enviar una paloma mensajera con sus declaraciones.

El intercambio «franco» con los vecinos

Durante su visita a la comunidad El Uso de Velasco 1, Marrero no escatimó elogios hacia los locales por su paciencia.

«El franco intercambio con los vecinos nos permitió conocer sus inquietudes», escribió en X, aunque los vecinos tenían dudas sobre si se había enterado de algo.

“Le dijimos que no tenemos agua corriente desde hace años, que la luz va y viene y que las casas se están desmoronando. Pero él seguía hablando de lo impresionante que fue llegar hasta aquí y lo orgullosos que debíamos sentirnos por eso”, comentó una vecina.

En Asiento de Calderón, la historia fue similar. Marrero prometió a los habitantes que tomaría «nota de todas sus preocupaciones» y que se haría un análisis profundo de las posibles soluciones.

“Lo único profundo aquí es el hueco que hay en la carretera”, murmuró un anciano del lugar, que asegura haber escuchado esa promesa desde que era joven.

Promesas flotantes, soluciones distantes

Las promesas de Marrero flotaban en el aire como el polvo que levantaba su comitiva al marcharse.

«Vamos a traer mejoras, se los aseguro», dijo Marrero con un tono tan convencido que por un momento los presentes casi le creyeron. «Hay que hacer un estudio de viabilidad, un diagnóstico preciso y, sobre todo, crear un cronograma de trabajo».

Al escuchar estas palabras, algunos vecinos optaron por empezar a aprender la técnica ancestral de sobrevivir sin esperanzas, mientras otros ya se organizaban para construir una pista de aterrizaje para cuando, en cincuenta años, lleguen las soluciones prometidas.

“Por aquí no se han visto mejoras desde que mi abuelo era joven. Ya a esta altura es mejor esperar a que venga un huracán y nos resuelva todo de una vez”, expresó otro vecino.

El verdadero logro: vencer la geografía, pero no los problemas

Aunque los problemas quedaron sin solución, Marrero y su equipo celebraron haber completado la visita como un logro en sí mismo.

«El hecho de haber llegado hasta aquí es ya un éxito», dijo Marrero al borde del agotamiento tras caminar 100 metros por un camino de tierra.

Los vecinos no sabían si aplaudir o pedirle que regresara en otra década, cuando tal vez haya señales visibles de las «mejoras» que prometió.

Sin embargo, algunos se quedaron preguntándose si la Revolución es tan fuerte que incluso sobrevive en los lugares donde el progreso ni siquiera se asoma.

Deja una respuesta