Una nueva joya del sistema de salud cubano.
El primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, encabezó la inauguración del “moderno” hospital Gustavo Aldereguía, en Holguín, acompañado por un equipo de doctores y una buena cantidad de cámaras para inmortalizar el evento.
En el acto, destacó con orgullo que el hospital cuenta con camas suficientes para recibir pacientes, pero con un pequeño detalle: no hay medicinas.
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Más camas, menos tratamientos
Durante su discurso, Marrero aseguró que la falta de medicamentos no debe verse como un problema, sino como una ventaja del sistema cubano.
“Aquí no nos centramos en la enfermedad, sino en el descanso. ¿Para qué quieres medicinas si puedes reposar, aunque no sea cómodamente?”, bromeó, mientras los presentes aplaudían con algo de confusión.
Algunos ciudadanos que se encontraban en el hospital, esperando atención médica, comentaron que se sentían más cerca de los avances de la Revolución que nunca antes.
“Aunque no haya medicamentos, el hospital está lindo, y eso ya es un alivio”, dijo uno de los pacientes, mientras se acomodaba en una cama recién estrenada.
Tecnologías “de avanzada”
El hospital también ha sido equipado con tecnología de punta… de hace 30 años.
Los doctores que asistieron a la ceremonia mostraron una vieja máquina de rayos X que, según explicó uno de los técnicos, “a veces funciona”.
La ironía no pasó desapercibida, pero los presentes mantuvieron la compostura, fieles a la costumbre de no cuestionar.
Marrero, optimista como siempre, agregó: “Aquí en Cuba estamos acostumbrados a hacer más con menos, y ahora hemos llegado a un nuevo nivel: hacer mucho con nada”.
Una apertura entre risas y resignación
La inauguración dejó claro que, aunque las infraestructuras siguen mejorando, el talón de Aquiles del sistema cubano sigue siendo la falta de suministros básicos.
A pesar de ello, los funcionarios presentes insistieron en que el “éxito” del hospital está garantizado, ya que las camas al menos están listas para recibir a los pacientes.
Como dijo un asistente: “Lo importante es que haya un lugar donde tumbarse, lo demás es secundario”.