Ana María Mari Rodríguez, vicepresidenta de la ANPP, fue testigo de una “concurrencia ejemplar”.
Ana María Mari Rodríguez, vicepresidenta de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), se dio cita en el municipio de Quemado de Güines para encabezar la rendición de cuentas ante la comunidad local.
El evento, celebrado en una modesta calle del municipio, logró convocar a una amplia representación vecinal, que con rostros solemnes y brazos cruzados, escucharon atentamente las propuestas y declaraciones de los delegados presentes.
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La presencia de Mari Rodríguez en el acto fue presentada como un gesto de compromiso con las preocupaciones del pueblo.
La alta funcionaria agradeció a los vecinos por su “masiva asistencia” y aseguró que las inquietudes planteadas serían llevadas a instancias superiores.
Sin embargo, los comentarios de los presentes en el lugar sugieren una realidad un poco diferente.
Un pueblo que asiste, pero no se entusiasma
A pesar de los esfuerzos por resaltar la importancia del evento, el ambiente no reflejaba el entusiasmo colectivo.
Algunos de los vecinos de Quemado de Güines, que asistieron más por el compromiso que por la convicción, mantenían posturas firmes, pero distantes, con los brazos cruzados, mostrando una mezcla de apatía y resignación.
“Asistimos porque es lo que toca”, comentó una vecina al final de la reunión. “Pero es como siempre: muchas palabras y pocas soluciones”.
La asamblea no dejó de lado los temas cotidianos que afectan a la comunidad, como el desabastecimiento de productos básicos, los apagones, el estado de las calles y la insuficiencia de transporte público.
Sin embargo, pocas promesas concretas surgieron de la reunión, más allá de las habituales consignas sobre “trabajar en conjunto” y “superar las dificultades”.
Inquietudes sobre la transparencia
A pesar de que la reunión pretendía ser un ejercicio de transparencia y responsabilidad, algunos de los asistentes expresaron en voz baja sus dudas sobre la utilidad real de estas asambleas.
“Nos invitan, nos escuchan, pero al final nada cambia”, dijo un habitante del barrio.
Otro vecino, que prefirió mantenerse en el anonimato, comentó con ironía: “La mayor rendición de cuentas aquí es la de nuestros bolsillos vacíos”.
No obstante, los organizadores insistieron en que la participación popular es clave para avanzar en la solución de los problemas locales.
Mari Rodríguez, en su discurso de clausura, pidió a los presentes que mantuvieran la fe en el sistema y siguieran colaborando activamente.
“Cada problema será atendido”, prometió, aunque la multitud apenas murmuró en respuesta.
¿Un compromiso real o una formalidad rutinaria?
Concluida la asamblea, los asistentes regresaron a sus hogares, algunos con la esperanza de que sus demandas sean escuchadas y otros, con la certeza de que este sería otro acto burocrático sin consecuencias reales.
Lo que queda claro es que, al menos en Quemado de Güines, el poder popular sigue siendo más una obligación que una verdadera expresión de cambio o solución.
La vicepresidenta de la ANPP se fue con un protocolo cumplido, mientras el pueblo volvió a su rutina diaria, esperando por respuestas que tal vez nunca lleguen.