En un pequeño huerto urbano en Mayabeque, una mujer ha revolucionado las prácticas agrícolas con una técnica que mezcla canto, poesía y la necesidad de comer ensalada antes de que termine el 2024.
Esta cubana asegura que cantarles a sus lechugas no solo acelera su crecimiento, sino que también las hace “más tiernas y conscientes de su papel en la Revolución”.
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La técnica «Cantar para cosechar», incluye serenatas diarias a las plantas, donde interpreta clásicos como «Guantanamera», versiones de reguetón adaptadas con letras agrícolas, e incluso su propia composición titulada «Lechuga, mi amor».
El origen de la idea
En una entrevista, la mujer explicó cómo comenzó su relación melódica con las lechugas.
«Fue durante el apagón del mes pasado. Sin televisor ni teléfono, me puse a cantar para matar el aburrimiento, y al día siguiente vi que las lechugas estaban más verdes. Me di cuenta de que era la música».
Con la escasez generalizada de alimentos, Yuleidis asegura que este método tiene un impacto social importante.
«En el agro no hay nada, y en la bodega menos. Así que si no saco estas lechugas antes del 31 de diciembre, aquí no se cena ni una ensaladita. Esto es supervivencia revolucionaria».
Resultados “científicos”
El fenómeno ha llamado la atención del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA), cuyos investigadores visitaron el huerto para evaluar los supuestos beneficios del canto.
Aunque no emitieron un dictamen oficial, un técnico dijo en voz baja: «Por lo menos está haciendo algo, porque aquí la mayoría lo que hace es quejarse sin sembrar ni un pepino».
Sin embargo, algunos vecinos se muestran escépticos.
«Esa mujer está loca», dijo un hombre que se identificó como Pánfilo. «¿Cómo va a ser que con tanto problema en el país, ahora dependemos de las cuerdas vocales de Yuleidis para comer? Esto es el colmo».
Ensayos y errores
No todo ha sido armonía en el huerto. Según la cantante del organopónico, ciertos géneros musicales no funcionan.
«Probé con reguetón duro, pero las lechugas se encogieron, como si no les gustara. También intenté con boleros, pero se me secaron dos plantas, creo que fue demasiado triste para ellas», explicó.
El repertorio actual incluye canciones optimistas y ritmos cubanos tradicionales, aunque recientemente ha incorporado un poco de K-pop, que asegura “hace bailar a los cogollos”.
Un futuro lleno de melodías
La historia de Yuleidis ha llegado a oídos de las autoridades locales, quienes ya han insinuado la posibilidad de “socializar” la técnica.
Según rumores, se estaría planificando un programa piloto titulado “Canta tu ensalada” para implementarlo en otros barrios.
Sin embargo, la promotora de la iniciativa teme que su método pierda eficacia si lo convierten en una tarea obligatoria.
«Esto es arte, no es para que me lo burocraticen», zanjó.
Mientras tanto, la mujer de Mayabeque continúa afinando su voz cada mañana, esperando que las lechugas estén listas a tiempo. “Si esto funciona, el año que viene canto para las malangas. Eso sí sería un milagro”.
Letra de inspiración
Como cierre, compartió un fragmento de «Lechuga, mi amor» para inspirar a otros:
«Verde, fresca y gloriosa, crece, lechuga preciosa.
Antes del 31, sé la reina del nuevo año (de ensalada, claro).