MADRID– El dictador venezolano Nicolás Maduro y su esposa, Cilia Flores, se dieron una escapada a la playa “porque estaban muy estresados”.

“Dirigir Venezuela no es cosa fácil, así que decidimos irnos a la playa”, dijo Maduro a su regreso desde el palacio de Miraflores, en Caracas.

Él vistió un short-pan por el ombligo, un pulover casi transparente, un sombrero de yarey y chancletas, mientras que la Primera Combatiente eligió un atrevido mono enterizo de dos colores, una pamela rosada y envolvió su cabeza en un pañuelo estampado.

“Somos gente sencilla, nos pueden ver, no tenemos lujos y todos lo que digan lo contrario son enemigos de esta revolución chavista”, enfatizó el dirigente.

Sus vacaciones de Semana Santa ocurren en medio de diferentes polémicas en el país, porque Maduro deberá presentarse a una elecciones que ya se saben amañadas.

“Ganaremos, porque el pueblo venezolano nos ama. Somos una nación de grandes logros”, aseguró.

El oficialismo venezolano niega la hambruna, la inflación económica y la represión política.