Panaderos de Santiago de Cuba hacen ritual para invocar la pronta llegada de la harina

Panaderos en Santiago de Cuba

Panaderos de Santiago de Cuba realizan un ritual para invocar la llegada de la harina. Una celebración que refleja la situación actual del sector.

En un inusual pero ya no tan sorprendente acontecimiento en Santiago de Cuba, un grupo de panaderos locales decidió tomar el asunto de la escasez de harina en sus propias manos… pero no literalmente, ya que de eso carecen desde hace meses.

La desesperación y la creatividad se convinaron para que los panaderos realizaron un ritual ancestral y así invocar la tan esperada llegada de la harina a sus hornos vacíos.

«El Dios Fidel nos escucha»

La ceremonia tuvo lugar en una céntrica panadería de la Avenida Garzón, y reunió a varios maestros panaderos, algunos con décadas de experiencia, otros recién formados, quienes esperaban que, si los rezos a los altos dirigentes no funcionaban, quizás el Dios Fidel intercedería.

«Ya probamos todo, desde reuniones del sindicato hasta escribir cartas al Comité Central. Nada. Así que nos queda el plan B: rituales mágicos», explicó Modesto González, el líder del peculiar acto de fe.

El evento, que reunió a curiosos y a otros trabajadores del sector, incluyó una serie de ofrendas simbólicas: moldes vacíos, sacos de harina en miniatura (hechos de papel), y hasta una representación en barro de una marraqueta, la cual fue llevada en procesión por las calles del barrio.

«Esto es serio»

A pesar del tono festivo, los panaderos dejaron claro que la situación es de urgencia.

«Esto ya no es un chiste. Si no aparece la harina, tendremos que empezar a hacer pan de aire», declaró Jorge Alberto, otro de los participantes en el ritual. «Y aunque no lo creas, lo estamos considerando», agregó, alzando un paquete vacío de levadura, que usó para el «Himno del Pan que no Llegó», una canción improvisada que corearon los asistentes.

Cierre con Esperanza

Al finalizar el ritual, los panaderos se dirigieron a la prensa local, y entre risas y palmaditas en la espalda, aseguraron que seguirán luchando, con rituales o sin ellos, para que la harina vuelva a sus hornos.

«Si no funciona, bueno, al menos quemamos algunas calorías bailando», concluyó Modesto.

Mientras tanto, Santiago de Cuba sigue esperando, con la esperanza de que el próximo lote de harina llegue antes de que decidan invocar a fuerzas aún más poderosas… ¿tal vez al mismísimo panadero celestial?

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