En una de esas vueltas irónicas del destino que solo pueden ocurrir en el mundillo del boxeo y la economía cubana, el reconocido periodista cubano Jorge Ebro, recientemente exaltado al Salón de la Fama del Boxeo de Florida, ha decidido poner su placa conmemorativa a la venta para hacer frente a una crisis personal mucho más inmediata: la compra de arroz en Matanzas.
Ebro, quien ha cubierto de manera magistral las peleas más grandes del mundo y se ha consolidado como una voz influyente en el periodismo deportivo en Miami, explicó en una conferencia de prensa algo inusual: «Mira, estoy muy agradecido por este reconocimiento, pero las cosas están duras. El arroz en Matanzas está más caro que una pelea de título mundial. La Revolución me enseñó a priorizar, y ahora mismo, en mi lista, la comida básica le gana a cualquier reconocimiento».
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La crisis con el arroz en Cuba se ha agudizado significativamente, afectando tanto la disponibilidad como los precios del grano en las diferentes provincias. En el mercado informal, la libra de arroz ha alcanzado precios astronómicos, superando los 180 CUP en varias regiones, como La Habana y Sancti Spíritus, mientras que en algunos lugares, como Camagüey, ya supera los 200 CUP por libra
La falta de insumos y combustibles ha reducido drásticamente la producción nacional, lo que ha obligado al gobierno a depender de importaciones, aumentando aún más los costos y complicando la distribución regular.
En Matanzas, la situación es igualmente complicada, con el gobierno intentando distribuir pequeñas cantidades adicionales de arroz para paliar la crisis, mientras los precios siguen subiendo debido a la escasez. Esto ha llevado a que muchos ciudadanos busquen cualquier oportunidad para acceder al arroz, pagando precios inalcanzables para gran parte de la población.
De la gloria del ring al mercado de alimentos
Al preguntarle sobre la emotiva ceremonia de exaltación, Ebro comentó que fue un momento memorable, pero «no tan memorable como encontrar una buena cantidad de arroz y a buen precio en Matanzas». Aunque la placa de bronce lleva su nombre grabado y representa décadas de trabajo y dedicación al boxeo, el periodista asegura que en estos momentos un saco de arroz tiene más valor en su mesa.
“No hay aplausos que llenen la barriga, y menos con los precios actuales”, comentó Ebro entre risas, mientras sostenía la placa, como si ya estuviera midiendo cuántos kilogramos de arroz podría obtener por ella en el mercado negro.
¿Se avecina un trueque boxístico?
Algunos de sus colegas en Miami, enterados de su situación, le sugirieron cambiar la placa por algo más local, quizás un «trueque boxístico»: arroz a cambio de entrevistas exclusivas. Sin embargo, Ebro ha dejado claro que, aunque la situación lo apremia, su pasión por el boxeo sigue intacta. «Quizás organice una subasta, la mitad en arroz, la otra en frijoles. Y si alguien se pone creativo, me podrían ofrecer una libra de carne también», bromeó.
Francys Romero dijo que donaría parte de las millonarias regalias que le da Amazon por su libro sobre la emigración en el béisbol cubano. Yordano Carmona confirmó por su parte, que hablaría con Julito Estrada y los patrocinadores del podcast que ellos tienen para ver qué se puede hacer porque, aseguró, que Jorge Morejón – otro colega – «se tiró en plancha» y rehusó donar un centavo a la causa.
Así que, mientras Jorge Ebro se debate entre el ring del reconocimiento y el cuadrilátero de la supervivencia cubana, queda claro que no importa cuán grande sea el trofeo, la realidad siempre puede golpear más fuerte.