Juana Carreño fue reconocida por su trabajo en los CDR.
Una mujer recibió una bandera como reconocimiento a su labor en los CDR.
Tras recibirla, expresó su alegría afirmando que la convertiría en una cortina para su casa y así tapar los agujeros de las paredes, demostrando una vez más la versatilidad de los símbolos patrios en tiempos de escasez.
MÁS NOTICIAS
Un regalo «de altura» con miras hogareñas
En una ceremonia de entrega de premios del Comité de Defensa de la Revolución (CDR), la veterana Juana Carreño recibió lo que muchos catalogaron como el regalo supremo del patriotismo: una bandera de los CDR, entregada con gran pompa y solemnidad.
Sin embargo, la homenajeada sorprendió a todos cuando, con una sonrisa de oreja a oreja, anunció que la usaría para confeccionar unas cortinas nuevas.
«¡Ay, niña! Esto está perfecto para la pared de la sala. Ya estaba cansada de esos huecos y de la falta de materiales para arreglarlos», dijo la cederista mientras inspeccionaba la tela.
«Además, con estas cortinas hasta va a parecer que estoy cumpliendo con el acto revolucionario todos los días», añadió, mientras algunos funcionarios del CDR asentían nerviosamente.
De símbolo cederista a tendencia en decoración
El inesperado uso de la bandera pronto desató una ola de sugerencias prácticas entre los presentes.
«Bueno, si le da para cortinas, tal vez podríamos usar una para cubrir la mesa del comedor. Siempre nos falta un mantel», comentó un vecino.
Otro, más pragmático, agregó: «¡Esto es tremenda idea! Imagínate: cortinas, manteles, hasta puedes hacerte unas fundas para los cojines del sofá. Así matas dos pájaros de un tiro: decoras tu casa y demuestras compromiso con la patria».
Ante el entusiasmo colectivo, la cederista, conocida en la cuadra por su creatividad, se comprometió a buscar más «aplicaciones patrióticas» en el hogar.
Resistencia, durabilidad y revolución en cada pliegue
Entre risas y bromas, los vecinos no podían dejar de admirar la nueva utilidad que la cederista había encontrado para tan noble símbolo.
«Este tejido es excelente, resistente al sol y a la lluvia. Esto me dura más que cualquier cortina del mercado», explicó mientras calculaba cuántos metros le quedaban para otros posibles proyectos.
Un compañero del CDR intentó recordar la última vez que vio una bandera ondear en su cuadra, y concluyó que, en comparación, al menos esta versión serviría para algo tangible.
«Al final, ¡si es por la revolución, todo vale!», dijo, convencido de que Fidel estaría orgulloso de que la bandera siguiera siendo parte integral de la vida diaria, aunque fuera como cortina.
Inspiración para el futuro
Para la premiada cederista, este no fue solo un premio, sino una oportunidad para innovar en la decoración de su hogar.
«¡Que todo el que pase sepa que en esta casa se respira patriotismo!», declaró.
Al cierre del evento, algunos sugirieron que, de tener éxito, el Partido considerara regalar más banderas para «fines domésticos revolucionarios».
Se rumora incluso que podrían lanzar una línea de textiles patrióticos de uso múltiple, desde manteles hasta ropa de cama. Porque, al fin y al cabo, ¿quién dijo que la revolución no podía ser versátil?