Santiago de Cuba se prepara para las fiestas del CDR: «La caldosa tienen que imaginársela»

Caldosa en santiago de Cuba

En Santiago de Cuba, las fiestas del CDR traen la caldosa imaginaria. Conoce cómo los vecinos transforman la tradición en un símbolo de unidad y resistencia.

Con la llegada de las tradicionales festividades del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) en Santiago de Cuba, los vecinos ya están listos para compartir momentos de camaradería, música revolucionaria y, claro, lo que ha sido por años el plato estrella: la caldosa.

Sin embargo, este año, el plato no será más que un producto de la imaginación colectiva. Según el coordinador del CDR local, «La caldosa tienen que imaginársela. Pero con fuerza, camaradas».

Un menú basado en recuerdos

El anuncio sorprendió a los santiagueros que, a pesar de las dificultades económicas, esperaban la tradicional caldosa, ese sabroso y espeso guiso de carnes, viandas y especias.

Sin embargo, este año, el plato será “virtual” o, como lo definió la jefa de la cocina comunitaria, «totalmente mental».

«No es que no queramos hacer la caldosa, es que los que ponían ingredientes decidieron hacerla caldosa, pero en el extranjero», comentó entre risas Maritza, la veterana cocinera del barrio.

«El plátano macho, la yuca, el maíz… todos se fueron. Así que este año, cada cual pone de su mente lo que le dé la gana. ¿Quieres un pedacito de carne? Imagínatelo. ¿Te falta sal? Pues échale imaginación».

El nuevo reto: caldosa de espíritu

El líder del CDR, Juan Carlos Bustamante, explicó que la idea detrás de la caldosa imaginaria es fomentar la “unidad espiritual”.

«No se trata de lo que comemos, sino de lo que sentimos», dijo en un discurso ante un grupo de vecinos que aplaudían, no porque estuvieran convencidos, sino porque sabían que no había otra opción. «Este año la caldosa será un reflejo de la resistencia cubana. Si logramos comer sin que haya comida, ¡estamos ganando!», aseguró con entusiasmo.

Vecinos reaccionan a la “novedad”

Las opiniones sobre la «caldosa imaginaria» no tardaron en aparecer. Mientras algunos veían el humor en la situación, otros no podían esconder su descontento.

«Yo entiendo lo de la imaginación, pero también tengo un estómago que se llama ‘realidad’», comentó con ironía Papo, un vecino del barrio. «A ver si la tripa también se imagina llena, porque con discursos no se calienta una olla».

María, otra vecina, expresó entre carcajadas: «Si voy a tener que imaginarme la caldosa, yo me imagino una con puerco asado, jamón ibérico, y un chorro de aceite de oliva importado. Si estamos jugando a esto, yo juego en grande».

El entretenimiento tampoco faltará… en la mente

No solo la caldosa será producto de la imaginación. La fiesta de este año contará con la orquesta «Revolución Mental” y el coro “Cantemos en Silencio”, quienes, según Bustamante, “tocarán los mejores éxitos en la cabeza de cada cubano”.

Además, habrá un concurso de baile en el que los participantes deberán moverse «como si la música estuviera sonando, aunque no la oigamos físicamente».

Los organizadores también prometieron un desfile de carrozas imaginarias.

«Este año, veremos la más grande, la más lujosa y la más colorida de las carrozas… pero en nuestra mente», aclaró una de las integrantes del comité organizador. «¡Imagínensela con luces, música y todo!».

¿El futuro de las fiestas del CDR?

Este nuevo enfoque de las festividades del CDR ha sido interpretado por algunos como una evolución necesaria ante la realidad de escasez, mientras que otros lo ven como una muestra más de lo lejos que ha llegado el ingenio cubano.

«Mira, no me importa si es real o no, lo importante es que no me la quiten también el próximo año», comentó Tomás Estrada, que asegura haber participado en cada caldosa desde que tiene uso de razón.

En lo que queda claro, es que, una vez más, la resiliencia y el buen humor del cubano están a prueba. «El año que viene quizás tengamos ingredientes, o quizás tengamos que imaginar también la olla», bromeó uno de los participantes. «Por ahora, nos reímos de la situación, porque, si no, ¿qué más vamos a hacer?»

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