La jefa del Departamento de Atención al Sector Social del Comité Central se muestra incómoda durante un trabajo voluntario en La Lisa
Susely Morfa, actual jefa del Departamento de Atención al Sector Social del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, participó en un trabajo voluntario en La Lisa, La Habana y no pudo disimular su incomodidad.
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Armada con un rastrillo que parecía más decorativo que útil, Morfa intentó proyectar entusiasmo mientras intentaba acoplarse a las labores, pero las cámaras captaron lo que muchos ya intuían: «Esto no es lo mío», dejó escapar entre risas forzadas.
«El trabajo voluntario es parte de nuestra esencia revolucionaria»
Aunque el discurso oficial la colocaba como una de las figuras claves en impulsar los valores del trabajo colectivo, Morfa no logró ocultar su descontento al verse en medio de la faena.
El evento, destinado a la limpieza de áreas verdes, no solo puso a prueba su paciencia, sino también su habilidad con el rastrillo, que agitaba tímidamente frente a sus compañeros.
«Fidel siempre nos enseñó a estar cerca del pueblo, y aquí estamos», dijo Morfa ante los medios oficiales, aunque el brillo en sus ojos parecía más de resignación que de convicción.
«Puedo hablar horas sobre el trabajo voluntario, pero hacerlo es otra cosa»
A pesar de los intentos por animar el ambiente, la falta de costumbre de Susely con las herramientas fue más que evidente.
«Yo puedo hablar horas sobre la importancia del trabajo voluntario», comentó en un momento de sinceridad, «pero hacer esto… bueno, digamos que es un reto».
A su lado, algunos de los participantes más experimentados continuaban con su tarea, mientras la funcionaria hacía pequeños intentos de arrastrar hojas secas con el rastrillo, pausando cada tanto para sonreír frente a las cámaras.
Un «momento histórico» incómodo
El evento, que fue promovido como una oportunidad para acercar a los líderes del Partido a las bases, se transformó en una especie de sátira revolucionaria.
Mientras Morfa intentaba no manchar su impecable vestimenta, los murmullos entre los presentes se hacían cada vez más evidentes.
«Esto es para la foto», bromeaba uno de los participantes al ver cómo la Jefa del Departamento apenas hacía un esfuerzo real con la herramienta.
A pesar de la incomodidad evidente, Morfa aseguró que se sentía «honrada» de estar allí, compartiendo con el pueblo y participando en las labores comunitarias.
«El trabajo voluntario es la columna vertebral de nuestra Revolución», afirmó con un tono que intentaba proyectar firmeza.
No obstante, su renuencia a interactuar más activamente con la tarea hizo que muchos se preguntaran si alguna vez volvería a un evento similar.
De vuelta a su zona de confort
Finalmente, luego de unos cuantos minutos de «trabajo» y muchas poses para las cámaras, Morfa abandonó el lugar.
Dejó el rastrillo en manos de un voluntario más acostumbrado a las faenas y regresó a su zona de confort: los discursos y reuniones.