Trabajador a Inés María Chapman: «Un tubo de este tamaño de nada vale sin agua»

Un trabajador del taller de reparaciones de equipos de bombeo en La Habana dejó perpleja a la vicepresidenta cubana.

Inés María Chapman, la vicepresidenta que más ha recorrido talleres y estaciones de bombeo en Cuba en busca de soluciones, hizo su enésima visita a una instalación clave para la infraestructura del país.

Esta vez fue al taller de reparaciones de equipos de bombeo en La Habana, donde los trabajadores, expertos en arreglar piezas obsoletas y en intentar que el agua llegue al menos a un par de casas, esperaban su visita con una mezcla de resignación y escepticismo.

Chapman, fiel a su estilo, habló de avances, de tuberías reparadas y de las mejoras que supuestamente llegarían pronto.

Sin embargo, un trabajador, con las manos todavía engrasadas y una expresión que denotaba años de lidiar con los mismos problemas, cortó el aire con una frase lapidaria: “Aunque el tubo sea de este tamaño, si no hay agua de nada vale”.

Tuberías sin agua y promesas secas

La vicepresidenta, quien estaba en medio de su discurso sobre la importancia del mantenimiento y las inversiones, se quedó un momento en silencio, sorprendida por la franqueza del comentario.

No es común que alguien se atreva a cuestionar el entusiasmo hidráulico que Chapman exhibe en cada visita.

Pero este trabajador, conocedor de la verdadera realidad detrás de las fallas constantes en el suministro, no pudo contenerse.

La comitiva que la acompañaba, entre ellos directivos de Recursos Hidráulicos y algunos fotógrafos que buscaban el mejor ángulo para la prensa oficial, observó la escena con incomodidad.

El tubo de gran tamaño que Chapman había señalado con orgullo durante la visita brillaba a la luz tenue del taller, pero la crudeza del comentario hizo que pareciera un simple adorno, más útil como trofeo que como solución.

La respuesta que no convenció a nadie

Chapman, haciendo gala de su retórica diplomática, intentó suavizar la situación.

Explicó que el proceso de reparación de equipos es solo una parte de un plan integral que incluye inversiones en infraestructura y que, eventualmente, resolvería los problemas de abasto de agua.

Pero el trabajador no estaba convencido.

“Llevamos años arreglando lo mismo, y el agua sigue sin llegar. Al final, el problema no está en el tamaño del tubo”, replicó.

La respuesta resonó en el taller como el eco de un viejo reclamo.

Los demás trabajadores, acostumbrados a los discursos y promesas vacías, asintieron en silencio, conscientes de que los problemas de agua en Cuba son tan persistentes como la propaganda oficial.

Tuberías que esperan agua, como siempre

Chapman terminó su visita con un apretón de manos y más promesas.

Prometió enviar más recursos y aseguró que se estaban haciendo todos los esfuerzos posibles.

Pero el trabajador del taller, quien probablemente tendrá que volver a arreglar ese mismo tubo dentro de unos meses, se fue a su puesto sabiendo que, por mucho que lo reparen, si el agua no llega, todo seguirá igual.

Por ahora, la única corriente que fluye por las tuberías reparadas es la de las promesas, mientras los ciudadanos siguen esperando que un día, quizás, salga agua del grifo. Aunque sea por error.

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