En Sancti Spíritus, trabajadores del Ministerio de Industrias exigen plátanos como reconocimiento a su esfuerzo, cuestionando la justicia en los incentivos laborales.
Un inesperado alboroto se desató en la fábrica de almohadillas sanitarias Mathisa, en Sancti Spíritus, cuando decenas de trabajadores del Ministerio de Industrias decidieron plantarse frente a las oficinas de la dirección, exigiendo que les fueran entregadas manos de plátano como reconocimiento por su labor, tal como se ha hecho con otros empleados destacados en el país.
La chispa que encendió la protesta fue la entrega de simples diplomas a los obreros más eficientes en un acto celebrado el día anterior.
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Ante la falta de las preciadas manos de plátano, que en los últimos tiempos han ganado popularidad como “incentivo estrella” entre deportistas y trabajadores cubanos, hizo que los empleados de Mathisa sintieran que su esfuerzo no estaba siendo valorado.
“¿Un diploma? ¿Para qué quiero yo un diploma si no me lo puedo comer?”, exclamó indignado Raúl Martínez, operario de la línea de producción. “El compañero de la fábrica de compotas se llevó tres plátanos y aquí, nada. ¡No somos menos que nadie! Si el plátano es el nuevo símbolo de éxito en Cuba, ¡queremos el nuestro!”.
Diplomas vs. Plátanos: ¿Dónde está la justicia?
En la planta de almohadillas, el ambiente era tenso. Varios trabajadores alzaban carteles improvisados con mensajes como “¡Plátanos para todos o ninguno!” y “Diploma no mata hambre”.
Mientras tanto, un pequeño grupo organizó una sentada en la sala de descanso, negándose a volver a la línea de producción hasta que sus demandas fueran escuchadas.
“Nosotros producimos almohadillas sanitarias, algo vital para las mujeres del país, pero ni con eso nos respetan. Al final, ¿qué recibimos? ¡Un pedazo de papel!”, declaró disgustada Juana Rodríguez, trabajadora del área de embalaje. “La mano de plátano es el nuevo oro cubano, y lo mínimo que merecemos es una buena mano para llevar a casa”.
¿Un malentendido o un desaire?
El revuelo en redes sociales no tardó en llegar. Comentarios como “hasta los plátanos tienen jerarquía en Cuba” y “si no te dan plátano, no eres nadie” se volvieron virales.
No obstante, en las oficinas del Ministerio, las explicaciones no tardaron en aparecer.
“Esto ha sido un malentendido”, declaró el director de Mathisa, Armando Pérez. “Los plátanos están escasos en la provincia y se priorizaron otros sectores. Lo importante es el reconocimiento moral, no el fruto”.
Sin embargo, los trabajadores no parecían convencidos. “¡Si hubieran dado plátanos en vez de diplomas, no estaríamos aquí hablando de esto!”, gritó uno de los manifestantes, mientras otro sugería que, de ser necesario, la fábrica podría empezar a cultivar sus propios plátanos.
El futuro del estímulo cubano: ¿plátano o diploma?
Lo que empezó como una protesta por un detalle que muchos consideran menor, ha desatado un debate nacional sobre los mecanismos de estímulo en Cuba. ¿Es el plátano un premio superior al diploma? ¿Cuál será la próxima recompensa que inspire a los trabajadores cubanos a dar lo mejor de sí?
Por lo pronto, en Mathisa, el paro se mantiene. Los empleados han dejado claro que no aceptarán nada menos que una buena mano de plátanos.